Después de la tormenta....
Los que pasean por la playa
Me dicen... en confianza.
Que hoy impera la templanza
Desde el horizonte a las calas.
Que las aguas están dormidas,
Que se les están pasando la ira,
Que a lo único que aspiran
Es estar unos días en calma.
Si miras por aquella ventana
Allá, a lo lejos....en el faro,
Prisioneros entre sus muros
Penan, rayos, truenos y danas.
Y a los pies de esa torre vigía
Duermen rocas perezosas
Tomando sus baños, dichosas
Cuando va terminando el día.
Me comentan, que si caminas.
Por la orillita de la mar,
Se escuchan caer las olas
Donde las arenas terminan.
Y luego se despierta la calma
Solamente interrumpida
Por un coro de gaviotas
Desafinando cuando graznan.
Después levantan el vuelo
Mirando hacia el horizonte,
Y antes que el planeo remonte
Vuelven a bajar al suelo.
Y entonces empieza su juego...
Mientras una salta, otra vuela,
Otra despliega sus alas...pero
Sin vocación de subir al cielo.
O se quedan todas quieta
Como un bando hipnotizado
O soldados bien uniformados
En una formación completa.
Y me dicen que es ahora
Cuando sucede el milagro.
Que los colores van cambiando
Como cuando nace la aurora.
Las olas caen de bruces,
Los vientos se serenan,
Brilla en la orilla la arena
Y asoman las primeras luces.
Y empieza la despedida....
El sol que estaba en su baño
Con reflejos que hacen daño
Y resplandores sin medidas.
Se va nadando entre delfines.
Sus rayos lo van guiando
Y ya lo están esperando
Seguro...en otros confines
Pero al pasar por Puntalejos,
Vistiéndose de oro y grana...
Se va sumergiendo a desgana
Entre palmas de lapas y cangrejos.
Y de repente... el silencio
Y abriendo los visillos del cielo
Todavía en zapatillas
Se despereza... un diminuto lucero
Diego (primavera del 25)
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